4 Tengo plena confianza en hablaros; estoy muy orgulloso de
vosotros. Estoy lleno de consuelo y sobreabundo de gozo en todas nuestras
tribulaciones.
5 Efectivamente, en llegando a Macedonia, no tuvo sosiego nuestra
carne, sino, toda suerte de tribulaciones: por fuera, luchas; por
dentro,
temores.
6 Pero el Dios que consuela a los humillados, nos consoló con la
llegada de Tito,
7 y no sólo con su llegada, sino también con el consuelo que le habíais
proporcionado, comunicándonos vuestra añoranza, vuestro pesar, vuestro
celo por mí hasta el punto de colmarme de alegría.
8 Porque si os entristecí con mi carta, no me pesa. Y si me pesó - pues
veo que aquella carta os entristeció, aunque no fuera más que por un
momento -
9 ahora me alegro. No por haberos entristecido, sino porque aquella
tristeza os movió a arrepentimiento. Pues os entristecisteis según Dios, de
manera que de nuestra parte no habéis sufrido perjuicio alguno.
10 En efecto, la tristeza según Dios produce firme arrepentimiento
para la salvación; mas la tristeza del mundo produce la muerte.